Chile, modelo en crisis y
ofensiva estudiantil
por Ángel
Guerra Cabrera
El presidente de Chile,
Sebastián Piñera, vio subir su
popularidad e imagen
internacional como la espuma a
raíz del espectacular rescate de
los mineros chilenos y la
descomunal cobertura mediática
que recibió. Barack Obama
elogiaba a la sazón el chilean
way; el llamado "modelo chileno"
–que ya crujía visiblemente–
pareció tomar un segundo aire y
volvió a ser mencionado a todas
horas como ejemplo de eficiencia
por los loros mediáticos. Pero
exactamente un año después
Piñera está asediado por los
conflictos sociales y su
popularidad va en picada, la más
baja ya de un presidente
chileno. ¿Cómo es posible, si la
economía está creciendo a un
ritmo del 6 por ciento anual y,
según la revista Forbes, Chile
es el mejor país para hacer
negocios de América Latina y uno
de los 25 mejores en el mundo?
Lo que no se menciona por la
mafia mediática es que también
Chile es uno de los países con
más alta desigualdad social y
menor tributación de los ricos
por lo que ese crecimiento lo
absorbe una exigua minoría. Una
de las naciones con más alto
grado de privatización del
sistema educacional, sólo 40 por
ciento de los escolares recibe
educación en colegios públicos
gratuitos mientras que en las
universidades los estudiantes
deben solicitar créditos para
estudiar pues no existe forma de
hacerlo gratuitamente. De modo
que un universitario al concluir
los estudios puede estar
endeudado en hasta 30 mil
dólares. El crecimiento excluye
a los indígenas mapuches a
quienes arrebata sus territorios
para enriquecer a las
trasnacionales, y sus beneficios
no llegan a los trabajadores del
cobre ni a otros muchos sectores
populares hartos de la
precariedad laboral y los abusos
del gobierno y los empresarios.
La prolongada huelga estudiantil
de secundaria y universidades en
reclamo de la educación pública,
ha sido un gran potenciador de
las luchas de todos esos grupos,
las entreteje y da mayor
visibilidad, a la vez que recibe
el firme apoyo de ellas. Como
insisten sus líderes Camila
Vallejo y Giorgio Jackson, el
movimiento estudiantil se
caracteriza por su
transversalidad, al haber ganado
también la adhesión de
profesionales, intelectuales,
artistas, ecologistas,
feministas; en suma, de la
mayoría de la población. No
menos de 80 por ciento se
pronuncia en las encuestas en
favor de las demandas de
estudiantes y profesores y 87
por ciento votó a favor de ellas
en el reciente plebiscito
ciudadano organizado por el
Colegio de Profesores de Chile,
incluyendo apoyar la creación de
la figura legal que obligaría al
gobierno a consultar a la
ciudadanía todos los asuntos
importantes.
La lucha de los estudiantes
cumple ya cinco meses, con 37
grandes movilizaciones de
cientos de miles de
participantes, un paro nacional
solidario de trabajadores con un
amplio acatamiento y un ministro
de Educación "renunciado" pero
su sustituto, Piñera y demás
miembros del gobierno no dan la
más mínima señal de estar
dispuestos a acceder a su
demanda principal: que el
gobierno central vuelva a
administrar la educación
primaria y secundaria, que se
prohíba a las instituciones
privadas lucrar con la educación
y que se garantice en la
Constitución el derecho a una
educación pública y de calidad.
El presidente llegó a elogiar al
movimiento estudiantil en la
Organización de Naciones Unidas
y sus representantes han
negociado con él pero sin mover
sus posturas un milímetro y
recrudeciendo cada vez más la
represión policiaca.
Cuando el inquilino de la Moneda
afirmó, refiriéndose al reclamo
de educación gratuita que "nada
es gratis en la vida", Camila
Vallejo le retrucó que esa
postura tampoco le saldrá gratis
a él. Es la reticencia del
mandatario a la gratuidad de la
educación, la nueva ley
criminalizadora del movimiento
estudiantil que pretende pasar
su ministro del Interior y la
suspensión de becas en algunas
universidades lo que llevó a los
estudiantes a romper las
negociaciones con el gobierno.
Sus dirigentes han convocado a
nuevas movilizaciones,
cacerolazos, asambleas barriales
y carnavales populares,
culminando con un gran acto el
19 de octubre en la Plaza
Italia.
Camila ha llamado a los
estudiantes a prepararse para
una lucha larga con distintas
modalidades pues "no se puede
estar tres años en paro". El
movimiento es un abridor de
nuevas alamedas que ha llegado
para quedarse y sería el orgullo
de Salvador Allende y Miguel
Enríquez, dos ilustres chilenos
que buscaban la revolución,
aunque por distintos caminos.
Fuente: La Jornada
Gentileza:: Pica
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